Por supuesto que no.
Los deseos –por intensos que sean- son sólo deseos. Uno debe comprometerse con lo que desea, impulsar la voluntad en forma enérgica para poder disfrutar de lo que anhelamos.
Cuando pasado mañana en la noche desee buenos deseos, agregue que está dispuesto a ayudar a esa persona para que se cumplan los deseos que Usted le está proponiendo.
El rito es hermoso. Nos damos un abrazo y nos decimos al oído o en voz fuerte lo que queremos para esa persona para el año que viene, que será tanto más nuevo como logre los nuevos propósitos. Es un momento mágico que hay que saber aprovechar, un instante que se puede congelar por unos segundos para grabarlo. Desear bueno, desear a fondo, desear lo mejor. Hay que conocer y pensar en la persona a la que va a entregar sus buenos deseos, para evitar que ese momento maravilloso se diluya y se desvanezca, sin que tenga la intensidad que requiere.
El final de un año nos debe llevar a una revisión de lo logrado, a recordar qué nos dijimos a nosotros mismos que íbamos a conseguir durante el año que acaba. Buscar cuáles fueron los pendientes y tratar de explicarnos por qué quedaron pendientes.
Porque ser mejor es uno de los anhelos más importantes en la sociedad en que vivimos. Mejores en lo que somos, no en lo que tenemos”
Fijar un plan para el 2018. Dividir el plan en los temas básicos: uno, la familia, el trabajo, los amigos. Ojala sacar cuatro hojas y poner el tema en cada una de ellas, después comenzar las anotaciones. Le puede parecer tonto, pero no hay nada más sugerente que un papel en blanco y que poner por escrito lo que quiere. Nadie borrará su propuesta, ni siquiera podrá olvidarla, o hacerse como que la olvida si algún aspecto de su plan se torna difícil.
Lógicamente que el tema uno es el principal, porque todos los demás temas están estrictamente vinculados a uno mismo. Nadie hará nada mejor por Usted que Usted mismo. No lo dude. El tema lo repiten con insistencia todos los libros de autoayuda que plagan las librerías y que se han colado a los veladores de tanta gente que quiere ser mejor. Porque ser mejor es uno de los anhelos más importantes en la sociedad en que vivimos. Mejores en lo que somos, no en lo que tenemos. Mejores en la forma en que vivimos, en la manera que interactuamos con la pareja, los hijos, los compañeros de trabajo, los amigos, los cercanos a la vida de todos los días.
El marcado individualismo de los tiempos actuales (tan caracterizados por la famosa sopa para uno) hace que las personas tengan una reacción en contrario y quieran romper sus caparazones, destapar sus máscaras y mostrarse con más autenticidad, para lo cual necesitan sentir que pueden alcanzar metas espirituales, logros personales, triunfos en el área chica.
En medio de los anuncios de grandes crisis militares para el próximo año, de las marchas de los indignados, de las quejas y anuncios catastróficos, vuelvo a renovar mi fe y esperanza en las personas, en sus capacidades de perfeccionarse, en su entusiasmo por ser mejores y en su indestructible capacidad de amar, llave poderosa que abre todas las puertas.
Siéntese en su lugar preferido con las cuatro hojitas, verá qué importantes pueden ser para determinar los llamados cursos de acción para los distintos escenarios que deberá enfrentar el 2018.