Muchos adultos los prefieren como regalos porque son heredables, les traen recuerdos y ya no quieren adquirir juguetes de plástico
QUILPUÉ.- Náyadee Araya Durán es asistente de párvulos y trabajó durante gran parte de su vida en distintos jardines infantiles, hasta que hace siete años decidió darle un giro a su vida y dedicarse al comercio con un bazar, donde comenzó a vender distintos productos.
Pero con el paso del tiempo notó que sus clientes pedían especialmente juguetes de madera didácticos, una opción que en esta época navideña en Quilpué cada día está sumando más interesados.
“Los mismos papás de los niños me piden juguetes de madera, lo que hoy buscan ellos ha cambiado mucho. Además existe un gran stock y están volviendo los antiguos, como los palitroques, los camiones u otros. Eso sí, yo no traigo nada bélico, no vendo pistolas ni espadas, todo educativo y didáctico, por lo mismo también trabajo con varios jardines infantiles municipales y escuelas de lenguaje”, relató a “El Observador” la comerciante quilpueína, quien hoy está ubicada en el Paseo Estación de calle Vicuña Mackenna, en el Local “Rincón de Pedrito”, nombre que lleva en honor a su primer nieto.
YA NO QUIEREN PLÁSTICO
Consultada por el tipo de público que compra juguetes de madera, Náyadee Araya comentó que “viene de todo, pero ahora especialmente compran papás jóvenes, porque ellos ya no quieren el plástico. Actualmente tengo palitroques, pistas de autos, juegos para la motricidad y de distintos tipos. Hay personas que les gustan unos u otros, lo bueno es que todo se vende. Me va bien, aunque al principio me costó, pero cada vez voy creciendo más con mi negocio”.
Agregó que “siempre estoy renovando y traigo cosas nuevas, pero hay juguetes que me siguen pidiendo con los años, como las pistas de autos y las casitas de muñecas para las niñas que por ejemplo ya se agotaron”.
Junto con destacar que los juguetes de madera son mucho más baratos que los tradicionales de plástico que se comercializan en las grandes tiendas, para Náyadee Araya estos productos son un aporte no solamente para los niños, sino también para el medio ambiente. “Son menos tóxicos y además duran más tiempo para los niños. Muchos papás los compran porque también son heredables y les gusta llevarse los palitroques o balancines porque ellos los usaron cuando eran bebés y ahora se los regalan a sus hijos o nietos”, concluyó la locataria.
