Asesoras del hogar: ¿un empleo en extinción?

Publicado el at 28/11/2017
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opinion de funador del diario el observador
Roberto Silva – Fundador de “El Observador”

Ya se acabaron las “nanas” que duraban más de 20 años en las familias, que pasaban a formar parte del grupo, que trataban a los niños como mamá, que contaban con la absoluta confianza de los dueños de casa, a tal punto, que les permitían inmiscuirse en la formación de sus hijas e hijos.

Lo que pasa es que el trabajo doméstico es agotador y que dedicarle la vida a esa tarea pierde sentido si no hay otros ingredientes. La soledad en que viven es muy compleja. Los niños de hoy no son siempre personas que tratan con respeto al personal que trabaja para ellos. Ellas por su parte, (porque casi no existen los “nanos”) muchas veces se sienten complicadas con algunas tareas. Recuerdo a una señora de 50 años que lloraba en una plazoleta paseando al perro de los dueños de casa, mientras repetía: “yo paseo al perro y no puedo pasear con mi hijo que ya llegó a la casa”. El ejemplo es medio dramático, pero pinta el problema.

La plata es un tema central. Hoy en día, es común que una empleada doméstica gane más que una secretaria de cualquier empresa. Muchas de ellas bordean los 400 mil con imposiciones. Las estadísticas dicen que la mitad de las trabajadoras de hogar en Chile están sin contrato y que su promedio de edad es el más alto de Latinoamérica: 46 años (datos del Ministerio de Desarrollo Social).

“Sea puertas afuera o cama adentro, las asesoras del hogar en nuestro país gozan de un prestigio bien ganado al interior de las familias donde cumplen sus funciones”.

Esa cantidad de dinero hace que muchas mujeres trabajen toda la semana para aportar a la economía de su familia.

Caso inverso. Muchas madres no pueden salir a trabajar porque pagarle 200 a 250 mil a una empleada les resulta inconveniente pues ese valor es el mismo que ellas ganarían trabajando fuera de la casa y dejando a sus hijos encargados. Por eso hay tantas mujeres que se quedan en la casa y por eso son tan importantes las guarderías infantiles que les permiten a esas mamás salir a buscar un sueldo afuera, dejando a su hijo protegido y a bajo costo.

Una encuesta Casen demuestra que hoy en día, la mayoría de las asesoras del hogar tienen estudios medios completos, que se entiende como una de las razones del aumento en sus rentas.

La misma encuesta nos lleva a pensar que el oficio podría estar en extinción, como ya casi lo está en muchos países desarrollados, donde las casas tienen sus refrigeradores llenos de comida congelada, que hasta sirven en platos plásticos, y donde cada uno cumple un rol en la casa, para mantener el aseo, el orden y la alimentación. Pero el dato sobre la extinción se refiere a que en 1990 el 7% de la población femenina entre 15 y 29 años se dedicaba al servicio doméstico, mientras que en 2011 ese porcentaje bajó al 2%. Y han seguido cayendo en estos años. Las cifras hablan por sí solas de la escasez de mano de obra para las casas. También cambiaron los valores promedio de $ 71.000 en el 90, a 193 mil en el 2011, llegando a la fecha por sobre los 300 mil.

Han ingresado al mercado las empleadas peruanas, que se vienen de un país donde todavía el servicio doméstico es un oficio muy desarrollado. Cualquier familia de clase media peruana tiene dos personas a su servicio, y en casa de gente con recursos, hay cinco y hasta siete personas, que además han aprendido a servir sin complejos, con eficiencia y dedicación. A ello se suman algunas haitianas, a las que todavía les falta para acercarse al nivel de las peruanas.

Nuestras “nanas” son muy diferentes a las peruanas, porque tienen una visión familiar valiosa, porque incorporan valores y buenos hábitos en las casas donde trabajan, porque tienen un nivel cultural más elevado y la seguridad que están cumpliendo con un oficio bien remunerado y cada vez más escaso.

Sea puertas afuera o cama adentro, las asesoras del hogar en nuestro país gozan de un prestigio bien ganado al interior de las familias donde cumplen sus funciones.


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