Al igual que cuando los ingleses detuvieron a Pinochet, demostrando que la justicia chilena no había sido capaz de enfrentar a los poderosos, ahora vemos que ha sido gracias al Papa y sus enviados extranjeros, los que han permitido que los jueces se pongan las pilas y comiencen procesos civiles en las causas de abusos sexuales a menores.
Es cierto que el fiscal Sergio Pérez había pedido que en forma voluntaria los obispos le entregaran la información y ellos invocaron la reserva eclesiástica para no entregar antecedentes, pero también es cierto que solo se atrevieron a ingresar con Carabineros al Tribunal Eclesiástico de Santiago y al Obispado de Rancagua, para incautar computadores y archivadores, después de la llegada a Chile de los enviados del Papa.
Como quiera que sea hay ciertas cosas que quedaron muy claras en este acuerdo de cooperación entre la Iglesia y el Estado de Chile, representado por el Fiscal Nacional.
1.- Sobre la verdad, Scicluna recordó al Papa Benedicto XVI en Irlanda: “Reconocer y admitir la verdad completa, con todas sus dolorosas repercusiones y consecuencias, es el punto de partida para una curación auténtica, tanto de la víctima como del autor de los abusos”.
2.- Definición de Scicluna: “El abuso de menores no es solo un delito canónico, es un delito civil”, que debe ser perseguido por la justicia civil.
3.- El fiscal que ingresó a los recintos eclesiásticos a retirar documentación: “Esta investigación se refiere no solo a los autores de los delitos, sino también a los cómplices y encubridores que, en definitiva, posibilitaron la comisión de delitos sexuales al interior de una organización”. Agregó: “No estamos investigando a la Iglesia Católica. Estamos investigando a personas naturales que han cometido delitos”.
4.- El administrador apostólico de la Diócesis de Valparaíso, obispo Pedro Ossandón, comenzó su llegada a la zona, deteniéndose en Lo Vásquez, donde hizo una misa y declaró: “Pedí perdón a todas las víctimas de abusos de poder, de conciencia y sexuales que han sufrido con mucha angustia por culpa de algunos clérigos chilenos”. Es significativo que su primera acción haya sido en el lugar en que está el Seminario, donde los ex seminaristas dicen haber sido abusados por el ex obispo Gonzalo Duarte.
5.- La doctora en Teología y académica de la Facultad de Teología de la PUCV, Sandra Arenas, declaró: “Ha quedado demostrado que Duarte es un abusador de conciencia que ha utilizado mal su poder de gobierno y, además, con claros indicios de acosos sexuales”.
6.- Cada vez queda más claro que la adelantada salida de Duarte no se debió a que llegó al límite de su edad, sino a las acusaciones que pesan en su contra, y que al negarlas públicamente, hizo que dos sacerdotes señalaran que estaba faltando a la verdad. Ante eso, el Papa lo echó antes que al resto de los obispos a los que les aceptará las renuncias en fecha próxima. Por lo mismo, es posible que muchos fieles crean que la “misa de despedida” que Duarte oficiará mañana sábado a las diez y media, termine siendo una provocación.
7.-Finalmente, las palabras siempre limpias del padre Enrique Opaso: “Esta no es la Iglesia que me encantó, si hoy fuera seminarista, no seguiría”. “Creo que monseñor Duarte debe preocuparse de aclarar los procesos y nosotros echar a andar la Diócesis”. “Creo que el señor Ezzati y el señor Errázuriz deben irse, están jubilados, no tienen credibilidad y por el bien de la iglesia deben dar un paso al costado”. “Tengo 38 años de vida como cura y este ha sido el tormento más grande que me ha tocado vivir en mi vida religiosa”.
Aunque empujada desde el Vaticano, la justicia chilena por fin actuará sobre los abusadores.