Aporofobia

Publicado el at 13/08/2019
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Gabriel Abarca Armijo
Editor

Con sorpresa, y algo de indignación, he leído algunos comentarios en redes sociales criticando que en Quillota se realice un concurso “Miss Venezuela”, donde aparecieron desde evidentes faltas de comprensión lectora respecto de la noticia hasta comentarios para el bronce, como: “Estamos perdiendo nuestra esencia como chilenos”.

Bajo esa lógica me pregunto, ¿cuál es esa esencia chilena?

Sin duda tenemos cosas positivas, como las que destacó la BBC, el medio de comunicación más importante del Reino Unido, donde se nos califica como resilientes, valorando nuestra capacidad de afrontar y superar las tragedias.

Históricamente nos hemos visto atacados por terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, temporales, incendios, y muchos otros ejemplos, de los cuales siempre nos hemos vuelto a levantar.

Sin embargo, también se nos reconoce por cosas negativas. Se nos considera arribistas, engreídos, egoístas y poco empáticos. El problema es que, lamentablemente, son estas características las que más se notan y que, a propósito del ejemplo del concurso “Miss Venezuela”, quedan en evidencia.

Chile fue un país construido por inmigrantes. Quillota y La Calera, sin ir más lejos, son ciudades cuyos cimientos están apoyados en una rica herencia de hombres y mujeres que llegaron desde otros puntos del mundo. Entonces, ¿cuál es el problema con ellos?

Hoy en día, las redes sociales crean realidades donde no las hay. Por eso, es común ver gente que replica conceptos como que los extranjeros tienen prioridad en los jardines infantiles, centros de salud y otras instancias. Y ojo, que quien dice lo contrario está aliado con ellos.

Hay una masa crítica enceguecida, que no logra ver más allá de lo que su teléfono celular le dicta según las cadenas de WhatsApp. ¿Por qué como chilenos nos molestan los haitianos, peruanos, colombianos y venezolanos? No he visto a nadie salir a marchar a las calles para evitar que lleguen alemanes, ingleses o estadounidenses. Creo que, más que racismo o xenofobia, lo que gran parte de los chilenos padece es de aporofobia, vale decir, temor a los pobres.

No es que nos molesten los que vienen de fuera, sino que nos incomoda la pobreza, razón por la cual muchos extranjeros dejaron “su tierra” para llegar a “nuestra tierra”.

Sí, por supuesto que hay que mejorar las actuales leyes de migración, pero ese es un tema que se ha discutido e incluso da para un nuevo análisis. Lo que sí, la cesantía ha aumentado, pero no por culpa de los haitianos; los problemas en salud siguen, pero no es por causa de los venezolanos.

Estos y otros problemas han estado desde hace muchos años, sin importar el gobierno de turno. Culpar a los extranjeros es el camino fácil para salir de una crisis que lleva tiempo instalada y que parte por la ignorancia colectiva, esa que no nos deja ver más allá de lo que queremos creer porque es más cómodo.

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