La alimentación animal y en particular la de las aves, ha evolucionado. Antiguamente las aves recibían como alimentación solo granos, lo cual les permitía producir, pero de manera muy ineficiente. Más tarde se incorporaron los conceptos de energía y proteína y se fueron combinando ingredientes que las aportaran, para equilibrar mejor la ración y entregar ciertos niveles de energía y de proteína total, pero a igualdad de proteína total, dependiendo de la fuente que principalmente la aportara; vegetales o productos de origen animal; los resultados productivos de las aves eran diferentes.
Había entonces que ir más allá, la energía no era a secas, sino para hacerla comparable, se avanzó a la energía metabolizable y ya la proteína total fue insuficiente. Se hizo necesario avanzar en la identificación de sus componentes, los aminoácidos, y de esa forma entender mejor por qué un porcentaje de proteína total ya no bastaba. Aparecieron en el mercado los aminoácidos sintéticos, metionina, lisina y mucho más adelante, treonina, valina y triptófano. Esto permitió equilibrar las raciones de mejor forma, independiente de la fuente de proteína utilizada e ir obteniendo resultados consistentes y mucho más eficientes.
La población del mundo ha ido creciendo y lo seguirá haciendo en los próximos años, por lo tanto, tenemos que ser capaces de alimentar al mundo de manera eficiente, sustentable y a un costo accesible. Esta necesidad ha estimulado la investigación que apunte a estos objetivos. Se incorporaron los conceptos de digestibilidad para los aminoácidos y disponibilidad para algunos minerales, ya que naturalmente no todos los ingredientes se comportan igual y no todos los animales los aprovechan de la misma forma, se fueron desarrollando complejos enzimáticos que han permitido, por ejemplo, aprovechar mejor el fósforo fítico contenido en los vegetales y así requerir menos fósforo inorgánico como suplemento y a su vez producir menor excreción de fósforo al ambiente. También se desarrollaron enzimas específicas, que al ser suplementadas al alimento de aves -que las producen de manera insuficiente- permiten aprovechar mejor las proteínas, los carbohidratos y las grasas, mejorando resultados y produciendo menos desechos.
Adicional a lo anterior, han surgido diversos productos de origen natural que ayudan a promover una mejor salud intestinal y por tanto una mejor y más eficiente absorción de nutrientes, con una menor producción de desechos del metabolismo e impacto al medio ambiente, mejorando así la eficiencia, logrando una producción más sustentable y amigable con el entorno en que vivimos.