Hace rato que en La Calera, cada cierto tiempo, se siente un olor insoportable en el aire. Esto se produce de madrugada y es como a algo podrido, nauseabundo. Otros lo asocian directamente con olor a alcantarilla.
Nadie puede decir a ciencia cierta de dónde proviene este hedor, pero incluso los mismos vecinos han sacado la conclusión de que emana del río, donde se sabe que algunas empresas hacen sus descargas y botan sus desechos. Esto, sumado a que el Aconcagua casi no lleva agua, provocaría estas fuertes emanaciones.
Hoy, después de años, la situación sigue igual, sobre todo en el periodo estival y ha llegado a tal punto, que muchos de los habitantes, sobre todo aquellos que viven en las cercanías del río, deben cerrar las ventanas de sus casas porque el olor entra a sus hogares, tornando el aire irrespirable incluso dentro de ellos.
Durante estos últimos años me ha tocado estar presente en muchas reuniones donde se ha planteado el problema con autoridades, vecinos y empresarios; donde se ha tratado el tema minuciosamente; donde se han hecho promesas y compromisos; se han realizado sumarios y mandado actas, cartas, oficios; se han realizado fiscalizaciones y pedido informes, revisado permisos y resoluciones de calificación ambiental, revisado parámetros como la dirección del viento, temperatura, monitoreo de calidad de aire y meteorología.
¿Y por qué ha costado tanto descubrir el origen exacto de estas emanaciones y encontrar una solución definitiva? La autoridades siempre se encargan de decir que hay que revisar el tema con mucho cuidado, que no se puede “culpar” a uno y a otro.
Hace unos días se realizó una reunión con las nuevas autoridades sobre este mismo tema. Participaron seremis, la alcaldesa Trinidad Rojo, los equipos de Secpla y de Medio Ambiente de la Municipalidad, junto con el gobernador provincial Iván Cisternas y empezaron todo de nuevo. Mandar oficios, pedir que se investigue, fiscalizaciones y un plan de acción.
Temo que cuando los olores se minimicen, cómo suele pasar en el periodo invernal, todo quede en nada nuevamente. Los vecinos realizarán una marcha el 6 de abril para pedir el compromiso de las autoridades. Al parecer, ese compromiso está, pero hay algo que resulta complejo: estas empresas están instaladas hace décadas en la comuna, dan trabajo a cientos de caleranos y aportan a la comunidad con fondos consursables, proyectos culturales o subvenciones a juntas de vecinos.
¿Será que el peso de cada una de ellas permitirá transparentar todo, para saber de dónde proviene el hedor y si es necesario, clausurar a alguna de ellas? Espero estar equivocada, pero en La Calera algo huele mal y no es solo olor a alcantarilla.