Eugenio Figueroa se quemó el 30% del cuerpo cuando el fuego quemó desde abajo el puente en el que estaba
QUILLOTA.- La experiencia más desesperante que ha sufrido en sus 75 años de vida fue la que vivió el agricultor Eugenio del Carmen Figueroa Palma durante la madrugada de este lunes, cuando cayó de bruces al intenso fuego que amenazaba con destruir su casa y la de sus familiares por causa de la sequía y del basural en el que se ha convertido el canal San Pedro.
Eugenio llegó junto a su padre hace cerca de 70 años, proveniente del mítico fundo “La Esmeralda” en las cercanías del paradero 5 de San Pedro, hasta su actual casa en el paradero 8, un lugar otrora lleno de vida, esto en gran parte gracias al agua que traía el canal “San Pedro”, que pasaba a solo 5 metros de su casa.
Lamentablemente hace alrededor de seis meses el canal se secó y, lo que es peor, se ha convertido en un lugar donde irresponsables botan desperdicios, transformándolo en un basural. Fue precisamente en el canal donde la madrugada de ayer lunes comenzaron las llamas y fue el propio Eugenio quien despertó cerca de las 3 de la mañana y entre sueños se dio cuenta de lo que sucedía. Aún medio dormido le preguntó a su esposa “¿para qué encendiste fuego?”, antes de mirar por la ventana y darse cuenta que la noche se hacía día con la intensa luz que emitían las llamas que amenazaban a escasos metros de su casa y la de sus familiares.
CAÍDA A LAS LLAMAS
Rápidamente el agricultor se levantó junto a una decena de familiares para intentar apagar las llamas antes de que llegaran a las viviendas, temiendo que lo seco del terreno, pudiera abrasar rápidamente las cerca de diez casas cercanas, las que son de madera en su totalidad.
Sacando agua de una piscina que mantenían llena en caso de alguna eventualidad como esta, Eugenio comenzó a lanzar baldes de agua hacia el fuego. En un momento, y confiando en que el puente que años atrás construyeron con durmientes de ferrocarril soportaría el intenso calor, Eugenio se paró sobre el puente para lanzar agua al canal repleto de brasas ardientes, sin embargo, el fuego era tan intenso que debilitó lo suficiente la gruesa madera para que una de ellas se rompiera haciendo caer de bruces al hombre.
Eugenio relató a “El Observador” que mientras estaba rodeado de llamas y brasas no tuvo tiempo para pensar en nada. “Lo único que quería era salir de ahí, pero el mismo humo empezó a hacerme perder el sentido”, dijo aún consternado, mientras agrega que fue su hija quien finalmente lo pudo sacar de ese infierno. “Lo único que hice fue ir a mojarme, porque ya estaba todo quemado”, explicó.
Al cabo de algunos minutos, personal de Bomberos de la Segunda Compañía se hizo presente, además de funcionarios del SAMU, quienes atendieron sus heridas en el lugar para luego trasladarlo a Urgencias del Hospital San Martín, donde le realizaron aseo quirúrgico en las quemaduras, principalmente en sus brazos y su cabeza, abarcando el 30% de su cuerpo.