A propósito del Día del Amor: ¿antes eran más románticos?

Publicado el at 11:44 am
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Roberto Silva Bijit

Fundador de “El Observador”

Las plazas fueron durante décadas el lugar de encuentro de los que se besaron por primera vez. Una tarde, un banco bajo un árbol y el encanto de estar pololeando en el living de la ciudad.
Mucha gente cree que el amor antes era más romántico. Deben ser los antiguos, dicen algunos, que siempre andan creyendo que todo tiempo pasado fue mejor, pero en verdad, la forma de amarnos ha cambiado, y bastante.
Antes los matrimonios eran por el civil y por la iglesia. El amor ante la ley y ante Dios, una forma de reforzar el compromiso. ¿Se necesita un contrato o un compromiso para poder amarse?, se preguntan los que viven emparejados hace años, tienen varios hijos y no piensan ni por si acaso en ir ni al altar ni al civil.
Los matrimonios también asumían un compromiso familiar y juntaban a dos familias como testigos y protectores del amor que empezaban. Los que formaban una familia se apoyaban en cada una de sus familias. De allí surgen esos matrimonios separados en que ella se pudo quedar viviendo feliz con su suegra.
Con el amor basta para estar juntos, sostienen. Si no hay amor no habrá nada. Tienen un compromiso de palabra, por lo tanto, si se aburren, si se cansan, si tienen fatiga de materiales, si se desencantan, cada uno toma sus cosas y se separan. Y lo hacen rápido, siguiendo la lógica que no vale la pena pasar la vida con alguien que uno no quiere o que dejó de querer. Todo rápido, todo reemplazable, todo borrable, como en las pantallas del celular.
Nos tomamos una selfi, si nos gusta como salió la dejamos, pero si no nos gusta la borramos. Esa foto es como el amor. Vigente mientras dure, borrable ni se nos pasa el amor. El poeta Vinicius de Moraes cantaba que “el amor es eterno… mientras dura”. Es verdad que en la vida tenemos que ir acostumbrándonos a que nada es para siempre, pero nunca tanto como para durar un año casado o un año viviendo juntos. Hay muchos que duran meses y que pololearon años.
Es misterioso el amor.
No siempre dejamos al amado por otro o por otra. A veces, comenzamos a dejarlo mucho antes de tener a otra persona. Por desencuentros que se van consolidando, por incomunicaciones que van dañando la relación. Otras veces por temas más profundos, como sentir que el amor no es recíproco o que el ser amado no nos da en el gusto. Siempre resultará difícil vivir con alguien que no está pensando en darle en el gusto al otro, en alcanzar la felicidad y la armonía. Si no es así, entonces, ¿para qué se juntan? Darse en el gusto es la clave para sostener con buen oxígeno una relación de amor.
Pareciera que la mayoría de los matrimonios o las parejas estuvieran separados y que la minoría hubiera mantenido la relación. Al revés de cómo era antes. Nos hemos acostumbrado a las rupturas, a las crisis, a las separaciones, y también nos hemos acostumbrado a las segundas y terceras oportunidades, donde aparecen las tías y los tíos del amor, que son los nuevos padres y madres de las nuevas relaciones.
No ha cambiado el amor, han cambiado las formas en que nos amamos. El amor sigue siendo lo que da sentido a nuestras vidas, lo que explica nuestra existencia.

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