Golpiza comenzó en un domicilio de la Villa Antumapu y terminó en Manzanar, donde le dieron muerte y calcinaron su cuerpo, dejándolo abandonado cerca del río Aconcagua.
QUILLOTA.- “Tengo otro pensamiento, pero me encanta choriar. Y si te cogoteo en la bici, te dejo con la media crisis”. Este es uno de los tantos versos de las canciones donde el dúo de reguetón “R-Eme” y “Nefftalii” hace apología a la delincuencia y toca temas como las drogas, las armas, el sexo y el crimen organizado. Sus verdaderos nombres son Robert Emerson Santibáñez Menares y Elías Abraham Fernández Barraza, quienes hace casi dos años y medio protagonizaron uno de los homicidios más brutales de los que se tenga memoria en la comuna.
El hecho sucedió el 20 de febrero de 2022. Los dos reguetoneros conocían a Brandon Jair Cárdenas Rondón, un joven venezolano que trabajó para el dúo e incluso vivió en la casa de Santibáñez, hasta que una noche todo el barrio supo que algo ocurría en el domicilio de éste. “Así que me queriai matar conchetumadre, queriai morder la mano que te dio de comer, ahora yo te voy a matar a ti”, se escuchaba vociferar a Robert, mientras pateaba en la cabeza a Brandon, de acuerdo a la declaración de testigos.
Luego de darle una paliza en la vivienda de la Villa Antumapu y en las afueras de la misma casa, lo subieron a un vehículo para trasladarlo hasta la ribera del río Aconcagua, a la altura del sector de Manzanar. Allí afloraron los instintos más salvajes del dúo, ya que además de seguir golpeándolo, también lo apuñalaron en diversas oportunidades, dejando incluso un cuchillo enterrado en su espalda. Luego le dispararon con una escopeta. Y por si fuera poco, le prendieron fuego a su cuerpo, abandonando el cadáver calcinado a pocos metros de la ruta, casi como si quisieran que fuera encontrado.
Afortunadamente, el buen trabajo de la Fiscalía y de la Policía de Investigaciones permitió que, en menos de una semana, ambos responsables fueran detenidos. Durante la audiencia de formalización, el testimonio de diversos testigos, además de las pruebas de ADN que incriminaban inapelablemente a los dos sujetos, permitió dejarlos en prisión preventiva. Y tras dos años de investigación, el jueves 11 de julio, el Tribunal de Garantía los declaró finalmente culpables del delito de homicidio calificado.
Sobre este caso se refirió el fiscal jefe de Quillota, César Astudillo, quien valoró las pruebas conseguidas durante las pericias. “Luego de desarrolladas las diligencias de investigación por la Brigada de Homicidios y el Ministerio Público, se logró ubicar testigos y sobre todo levantar evidencia de ADN que posicionó a la víctima en el domicilio del imputado, dando cuenta que fue en ese lugar donde se le comenzó a agredir. Allí sangró, dejando también rastro de ADN en el vehículo donde fue trasladado hasta la ribera del río”, explicó el fiscal.
“Al escuchar las pruebas testimoniales, los peritos y testigos que comparecieron al juicio, el tribunal firmó la convicción de que efectivamente ambos sujetos eran autores del delito y los condenó como autores de homicidio calificado”, señaló el representante del Ministerio Público.
La sentencia
Robert Santibáñez fue condenado a la pena de 18 años de presidio mayor en su grado máximo, mientras que Elías Fernández recibió la pena de 15 años y un día de presidio mayor en su grado máximo, más las accesorias legales. El Tribunal tomó en cuenta que ambos imputados no tenían antecedentes previos y que su colaboración habría sido sustancial para la investigación.
El fiscal César Astudillo indicó que si bien no están conformes en el Ministerio Público con estas penas, rescatan el hecho de que fueron condenados como autores de homicidio calificado.